su carácter y preparación temprana en su vida. Abiathar, el Gran Sacerdote de los días de David, fundó aquella apacible aldea en los suburbios de Jerusalem, donde él y sus descendientes vivieron. En consecuencia, el joven Jeremías pasó varios años entre escolares, sacerdotes, y estudiantes de la Palabra de Dios. Los problemas del mundo conocido para él y los cambios habidos por esa causa, juntamente con la crisis de Asia, debieron impresionar profundamente al joven profeta en ciernes. El ascenso
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